Cómo dejar un juego online

Seguro que muchos de ustedes en algún momento de su vida virtual jugaron un MMORPG (massively multiplayer online role-playing game) que básicamente se traduce como un videojuego de rol multijugador masivo en línea, donde tal vez por naturaleza humana tratábamos de ser más fuertes o tener un mejor puntaje que los demás jugadores, quisiera contarles mi experiencia con Tibia y lo que hice para dejarlo definitivamente (espero).

El juego y mi experiencia

Esta parte relata mi experiencia con el juego, puedes pasar directamente a los pasos que seguí haciendo clic aquí si lo deseas.
Tibia es un juego de rol estilo medieval donde creas un personaje y tienes que mejorar tus habilidades, subir de nivel y conseguir nuevo armamento. Aunque su calidad gráfica sea pobre, la gran cantidad de usuarios y su sistema de jerarquías claramente diseñado hacen que sea realmente fácil enviciarse. Las peleas con monstruos eran muy simples y no ofrecían la emoción que los juegos en 3D proporcionan, pero el ver mejorar poco a poco tu personaje era atrapante, te daba esa sensación de progreso instantáneo que ni el ejercicio ni el estudio pueden darte, al menos para mí y los otros 40mil usuarios online.

Empecé a jugar hace unos 6 años (uff… ahora me parecen muchos) cuando unos amigos de mi escuela me invitaron, ver como nuestro equipo mejoraba e ir a cazar juntos era genial y en ese entonces a falta de facebook, Tibia parecía ser una excelente red social, pues jugábamos en un servidor donde casi todos hablaban español, mejor aún, muchos era de nuestra ciudad y accidentalmente podías tomarte con conocidos.

El problema comenzó cuando tuve la “necesidad” de ser más fuerte que los demás lo más rápido posible, esto lo podías conseguir jugando más tiempo diario o comprando una “Premium Account”, la cual era una suscripción que pagabas con dinero real y te daba algunas ventajas en el juego. Al principio mis horas de juego se incrementaron hasta cerca de 4 horas diarias y en ocasiones llegaba a las 10, gran problema.

Tal vez mis habilidades de juego era pésimas, “moría” constantemente (una muerte significaba una pérdida considerable de habilidades y armamento) así que compré una Premium Account y jugaba aún más… hasta este punto ya NO me parecía divertido. Gracias a recomendaciones de amigos y al libro “7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos” de Sean Covey (se los recomiendo, luego les escribiré mi experiencia con ese libro) decidí dejar el tibia permanentemente, desafortunadamente ya lo había intentado antes y siempre recaía… así que esta vez seguí un plan de acción que al parecer funcionó perfectamente.

1. Convéncete: El juego es un problema.

Todo lo que le dedicas al juego es una pérdida de tiempo, no es bueno para ti y debes convencerte de eso.
Me hice las siguientes preguntas antes de decidirme completamente. ¿El juego te ha traído beneficios? ¿En algún momento lo hará? Definitivamente no, incluso ser el mejor jugador del mundo no me traería ningún beneficio. ¿Algún momento dejarás de jugar? ¿Por qué no ahora? Claro que no esperaba jugar tibia por toda mi vida, pero tampoco sabía cuándo parar, si no me trae ningún beneficio era mejor detenerme lo antes posible. ¿No tienes nada más importante qué hacer? Claro que tenía muchas cosas más importantes qué hacer, hice una lista que observaba todo el tiempo. Además de esto, el juego me deterioraba físicamente, no salía, estaba todo el tiempo encerrado y sentado; si esto no fuera suficiente también hubo deterioro mental, mi rendimiento escolar no era bueno… casi ni hablaba con personas, ni usaba Messenger mientras jugaba. Ahora estaba totalmente convencido, este juego es un problema y debía dejarlo ya.

2. Elimina cualquier rastro del juego.

No es bueno conservar rastros del vicio cerca de ti, puede incitarte a jugar, y además no los vas a volver a usar.
Después de decidirme, eliminé el cliente del juego de mi computadora y regalé todas mis posesiones online a mis amigos que aún jugaban. Mantener mi usuario y todos mis objetos ahí era muy peligroso para mis fines, estaría todo listo para recaer en cualquier momento, y como me parecía realmente triste tirar todo o dárselo a desconocidos preferí darle mi usuario y contraseña a mis amigos y que ellos hicieran lo que mejor les pareciera.

3. Evita recaer.

Apóyate de tus amigos y busca un nuevo pasatiempo más sano para “llenar el hueco”.
Este paso es muy importante. Necesitaba asegurarme de no volver a jugar nunca, y aunque en este momento estaba muy decidido y confiaba en mí, no podía dejar ni la más mínima posibilidad. Les dije (prácticamente, prometí) a todas las personas que sabían que jugaba que lo dejaría de jugar definitivamente, era una forma de utilizar la presión social a mi favor. Si trataba de recaer no solo me estaría decepcionando a mí mismo, sino también a todas las demás personas con las que me había comprometido.

Especialmente le hice saber esto a mis compañeros de juego, tal vez ellos me pedirían que vuelva a jugar, les dije que simplemente no quería hacerlo y que de favor, no me invitaran a jugar más. Como buenos amigos que son, han entendido mi problema y hasta ahora no me han recordado el juego.

Busca un remplazo, algo que te guste pero más saludable.
También es importante conseguir otro pasatiempo, claro, uno más sano. Puede ser trabajar, estudiar, hacer algún deporte, tocar un instrumento musical… las posibilidades son infinitas. Yo opté por estudiar matemáticas, escribir en este blog y tratar de salir más con mis amigos. Eso me mantiene ocupado gran parte del tiempo que pasaba jugando.

4. Mira todo lo que has progresado.

Ahora mira todo lo que has hecho con el tiempo libre que antes desperdiciabas jugando. En este momento yo tenía una gran sensación de alivio por terminar al fin con ese problema, y además un sentimiento de éxito por haber cumplido una de mis metas, me sentía motivado a cumplir todas las demás y ahora me parecía más fácil por todo el tiempo extra del cual disponía. Hasta aquí mi guía, si deciden seguirla espero que les funcione tan bien como a mí y que disfruten de sus cambios.